martes, 21 de abril de 2009

Me agarra de repente una angustia galopante. Pero viene así, de repente, sin aviso ni nada. Estoy bien, sonrío, a veces me rio, y de repente las lágrimas empiezan a brotar y no puedo pararlas. Y son lágrimas gruesas, llenas anécdotas que se me aparecen y me recuerdan a todo ese tiempo feliz, tal vez el mas feliz de mi vida. Y me quedo largo rato así, pensando en el pasado y dejando que las lágrimas caigan y que la angustia, en algún momento, empiece a desaparecer.